Hago la presentación de la pre-catequesis de San Cirilo de Jerusalén, con el único propósito de echar una mirada a alguno de los aspecto de nuestra tradición en la Iglesia Católica en lo que respecta al contenido de la fe. Lo invito a leer este blog deseando meditar sobre nuestro rito de inicio de fe, como también a obtener la gracia que viene de lo alto y que se nos dio el día de nuestro Bautismo.
PRO-CATEQUESIS
SAN
CIRILO, DE JERUSALÉN
Procatequesis, o palabra previa a
las catequesis, de nuestro santo Padre Cirilo, arzobispo de Jerusalén.
1. Ya
exhaláis, iluminandos1, el olor de la felicidad.
Son
ya flores de mayor calidad las que buscáis para tejer las coronas celestes. Ya
despedís la fragancia del Espíritu Santo. Estáis ya en el vestíbulo del palacio
real: ¡Ojalá seáis también introducidos por el mismo Rey! Brotaron ya las
flores de los árboles: esperemos que se dé también el fruto maduro.
Anteriormente habéis dado el
nombre2, ahora se os
llama a la milicia. Tened en las manos las lámparas para salir a buscar a la
esposa: tenéis el deseo de la ciudad celeste, el buen propósito y la lógica
esperanza. Pues es veraz el que dijo: «A los que aman a Dios todo les contribuye
al bien»3(Cf Rom 8,28). Pues Dios es generoso para hacer el
bien y, por lo demás, espera la sincera voluntad de cada uno; por eso añade el
Apóstol: «A aquellos que han sido llamados según su designio». Cuando
existe un propósito sincero, hace que seas llamado; pero si sólo tienes
dispuesto el cuerpo, pero estás ausente con la mente, perderás el tiempo.
·
(1) Se prefiere la
traducción «iluminandos», los que han de ser iluminados, por responder al
sentido de la ex- presión griega, ser traducción literal de la versión latina y
referirse de hecho a quienes con el bautismo en la próxima Pascua habrían de
recibir la máxima iluminación de su vida. La expresión es frecuente entre los
Padres para designar a quienes recibirían en pocas semanas (por ejemplo, en la
siguiente Pascua) el bautismo.
·
(2) Referencia a la
inscripción del nombre, requisito previo al comienzo de las catequesis
cuaresmales sobre el credo.
No ir al bautismo sólo por curiosidad
2. Al
bautismo se acercó también en cierta ocasión Simón Mago, pero no se sintió
iluminado: y realmente bañó su cuerpo en el agua, pero no dejó que el Espíritu
iluminase su corazón; el cuerpo bajó a la piscina; pero el alma no quedó
sepultada con Cristo ni resucitó juntamente con él. Pongo este caso como
ejemplo para que tú no caigas. Pues todo esto les sucedía a ellos en imagen (Cfr. 1Cor 10,6) y ha sido escrito para
enseñanza de los que viven hasta el día de hoy. Que nadie de vosotros se vuelva
intrigante con las cosas de la gracia para que no le turbe ningún germen de
amargura. Que nadie de vosotros entre diciendo: veamos qué hacen los fieles;
una vez dentro, veré lo que hacen. ¿Es que crees que verás sin que tú seas
visto? ¿O es que piensas que te enterarás de lo que allí se hace, pero que Dios
no escrutará tu corazón?
Entrar al banquete con el vestido apropiado
3. Se
cuenta en los evangelios que alguien fue a curiosear en unas bodas, pero entró
con un vestido inapropiado, se acomodó y comió. El esposo lo había permitido.
Pero al ver las vestiduras blancas de todos, lo oportuno hubiera sido vestirse
del mismo modo. Y realmente tomaba los mismos alimentos que los demás, pero se
diferenciaba en el vestido y en la intención. Entonces el esposo, aunque
magnánimo, era hombre de criterio. Y al dar una vuelta contemplando a cada uno
de los comensales, ponía su atención no en el hecho de que comían sino en el
modo de comportarse. Al ver a un extraño vestido con traje que no era de
fiesta, le dijo: «Amigo, ¿cómo has entrado hasta aquí?» (Cfr. Mt 8,28) ¿Con
qué vestido? ¿con qué conciencia? Pase que el portero no te lo haya prohibido
por la liberalidad del dueño. Pásese también por alto que ignorabas con qué
vestido era preciso entrar al banquete. Pero, una vez dentro, viste los
vestidos resplandecientes de los comensales. ¿No debías haber aprendido de tus
propias observaciones? ¿No debiste entrar del modo adecuado para poder salir
también adecuadamente? Pero entraste de manera intempestiva y fuiste también
intempestivamente expulsado. (El dueño) ordena a sus servidores: «Atadlo de
pies» (Cfr. Mt
22,13), pues con ellos entró temerariamente; «atadlo de las
manos», con las que no supo ponerse un vestido resplandeciente, y «arrojadlo a
las tinieblas exteriores», pues es indigno del banquete nupcial. Ves lo que le
sucedió a aquel hombre; mira, pues, con cautela por tus cosas.
Disponerse rectamente
4. De
hecho nosotros somos ministros de Cristo y acogemos a cualquiera y, haciendo
las veces de portero, franqueamos la entrada. Puede ser que entres con un alma
de pecador manchada en fango. Entraste, fuiste admitido, tu nombre quedó
inscrito ¿Te das cuenta del aspecto venerable de la Iglesia? ¿Ves el orden y la
disciplina? ¿Ves la lectura de las Escrituras canónicas, el constante recuerdo
de las personas señaladas en los catálogos eclesiásticos, el orden y la
formalidad en la enseñanza. Deben instruirte tanto el respeto al lugar como la
contemplación de lo que ves. Mejor si ahora sales oportunamente, para luego
entrar en un momento mucho más oportuno. Si ahora entraste con el vestido interior
de la avaricia, deberás volver a entrar con otro; despójate y no te cubras con
el vestido que llevaste. Desvístete, te ruego, del libertinaje y la inmundicia
y cúbrete con la estola resplandeciente del pudor. Yo te lo advierto antes de
que entre el esposo de las almas, Jesús, y examine las vestiduras. Tienes
tiempo a tu disposición: se te concede la penitencia de los cuarenta días;
tienes una grandísima oportunidad de desvestirte y lavarte, y de vestirte de
nuevo y entrar. Pero si te mantienes en el mal propósito de tu alma, la culpa
no será de quien te está advirtiendo: no esperes recibir la gracia. Te recibirá
el agua, pero no te acogerá el espíritu. Quien se haga consciente de su propia
herida, recibirá un bálsamo; si alguno está caído, se levantará. Que nadie sea
entre vosotros como el mencionado Simón, que no haya simulación alguna, ni
interés en averiguaciones inoportunas.
La misma Iglesia purificará tu intención
5. Es
posible que te guíe también otro pretexto. Alguna vez sucede que un hombre
viene aquí para granjearse el amor de una mujer o algo semejante: y también
puede decirse lo mismo a la inversa. Igualmente, tal vez es el siervo el que ha
querido agradar a su amo, o un amigo a su amigo. Pero acepto la atracción de
este cebo y te acojo, aunque vengas con una intención torcida, con la buena
esperanza de que te salves. Acaso no sabías a dónde venías ni cuál era la red
que te cogía. Caíste en las redes de la Iglesia: con vida serás cogido; no
huyas; es Jesús quien te ha echado el anzuelo, y no para destinarte a la
muerte, sino para, entregándote a ella, recobrarte vivo: pues es necesario que
tú mueras y resucites, si es cierto lo dicho por el Apóstol: «Muertos
al pecado, pero vivos para la justicia» (Cfr. Cl Rom 6,11,14, 1 Pe 2,24), Muere
a los pecados y vive para la justicia; hazlo desde hoy.
6. CATECUMENO/RESONAR: Considera con qué dignidad te regala Jesús.
Te
llamaban catecúmeno porque en ti resonaba el eco de una campana exterior: oías
en esperanza, pero no veías3,
oías los misterios, pero sin comprenderlos; oías las Escrituras, aunque sin
entender su profundidad. Ya no es necesario hacer que nada resuene en tus
oídos, pues sólo existe el sonido interior a ti: pues el Espíritu que habita en
ti hace de tu corazón una morada divina (Cf. Rom 8,9.11; I Cor 1,9).
·
(3) El original
griego es más expresivo, pero la traducción necesariamente ha de traicionar el
sentido exacto. El griego «catecúmeno» viene del también griego «echos», eco.
En realidad, semánticamente, catecúmeno es aquél en quien se hace resonar un
eco. Catequesis, sustantivo abstracto, es la acción de que algo resuene en el
interior del oyente. La resonancia es aquí la del anuncio del mensaje de la
salvación en Jesucristo.
Cuando
oigas lo que está escrito de los misterios, entenderás lo que ignorabas. Y no
creas que lo que recibirás es de escaso valor. Pues siendo tú un hombre
miserable, será Dios quien te pondrá nombre. Escucha a Pablo cuando dice: «Fiel
es Dios» (Cfr. 1Cor 1,10). Oye el otro pasaje de la Escritura: «Dios
fiel y justo» (Deut
32,4). Viendo esto anticipadamente, el salmista dijo de
parte de Dios y previendo que los hombres recibirían de Dios un nombre: «Yo
dije: dioses sois e hijos todos del Altísimo» (Sal 82,6). Pero
guárdate de llevar un nombre insigne con un propósito torcido. Has entrado en
la lucha, soporta el esfuerzo de la carrera; no dispones de otra oportunidad semejante4. Si lo que se te
propusiese fuese la fecha de la boda, ¿acaso no te ocuparías en la preparación
del banquete dejando otras cosas? ¿Serás capaz de ocuparte de lo corporal,
olvidándote de lo espiritual, justo cuando estás preparando tu alma para
consagrarla al esposo celestial?
·
(4) Como
«oportunidad» se traduce kairós; el tiempo oportuno de la salvación (Cfr. 2Cor
6,2). Con ello, el periodo catequético a que se va a dar comienzo es presentado
como una extraordinaria posibilidad de salvación para el catecúmeno.
7. No es
posible recibir el bautismo5 una
segunda o tercera vez, pues si así fuese, se podría decir: lo que salió mal una
vez, lo arreglaré en otra ocasión. Pues si una vez salió mal, la cosa no admite
arreglo, pues «uno es el Señor, una es la fe y único el bautismo» (Ef 4,5).
Sólo los herejes son bautizados de nuevo cuando en realidad no se hubiese dado
este bautismo.
·
(5) Con todo esto la
afirmación fundamental es que el bautismo no puede repetirse.
Buena disposición te ánimo
8. Pero
Dios pide de nosotros otra cosa que una buena disposición de ánimo. No digas:
¿Cómo se me perdonarán los pecados? Te respondo: con que quieras y creas. ¿Qué
hay que sea más sencillo que esto? Pero si tus labios expresan el deseo, pero
no lo expresa tu corazón, sábete que el que puede juzgar es conocedor de los
corazones. Abandona desde este día toda maldad; que no profieras palabras
gruesas con tu lengua; que no peque más tu ojo ni vague tu pensamiento entre
realidades vanas.
Perseverancia en las catequesis
9. Estén
prontos tus pies para las catequesis. Recibe
con buen ánimo los exorcismos: al ser insuflado o exorcizado, que ello te sirva
para la salvación. Piensa que el oro es algo infecto y adulterado, mezclado con
diversas materias como el cobre, el hierro y el plomo (cfr. Ez 22,18). Lo que
deseamos es oro solo, pero sin el fuego no puede ser expurgado de los elementos
ajenos mezclados con él: así, el alma no puede ser purificada sin los
exorcismos, que son de origen divino y deducidos de las Escrituras. Tu rostro
fue cubierto con un velo para que tu mente pudiese estar más atenta y para que
tu mirada dispersa no hiciese que también se distrajese tu corazón. Pero aunque
los ojos estén velados, nada impide que los oídos reciban la ayuda de la
salvación. Pues como los que expurgan el oro soplando al fuego con finos
instrumentos funden el oro que está dentro del crisol, y al avivar la llama
consiguen mejores resultados, así los exorcizados expulsan su temor gracias al
Espíritu divino y hacen revivir su alma alojada en su cuerpo como en un crisol.
De ese modo huye el diablo hostil, pero se asienta la salvación y permanece la
esperanza de una vida eterna. El alma, liberada del pecado, obtiene la
salvación. Permanezcamos, pues, en la esperanza, hermanos; esforcémonos y
esperemos para que el Dios de todas las cosas, viendo el propósito de nuestra
mente, nos limpie de los pecados, nos permita esperar lo mejor de nuestras
cosas y nos conceda una saludable penitencia. Dios es el que ha llamado y tú el
que has sido llamado.
Aunque
nuestra oratoria posterior será más amplia, que tu ánimo no decaiga nunca. Pues
recibirás armas contra los poderes enemigos; recibirás armas contra los
herejes, los judíos, los samaritanos y los gentiles. Tienes múltiples enemigos:
recibe dardos múltiples, pues contra muchos habrás de luchar; has de aprender
cómo vencer al griego, cómo luchar contra el hereje, contra el judío y contra
el samaritano6 Las armas
están preparadas, y está plenamente dispuesta la espada del Espíritu (Cfr. Mt 26, 41; Ef 6,17) Las
manos deben luchar valerosamente para combatir la batalla del Señor, para
vencer a las potestades que se oponen, para que permanezcas invicto de todas
las asechanzas de los herejes.
·
(6)
Las cuatro clases de enemigos representan maneras diferentes de oponerse
religiosamente o ideológicamente a la verdad del Evangelio.
La exposición será progresiva
11. Pero
te doy un consejo. Aprende lo que se diga y guárdalo para siempre. No creas que
éstas son las homilías acostumbradas: son de calidad y dignas de fe. Pero si en
ellas hay en un día determinado algo que no se dice, lo aprenderemos al día siguiente.
Pero la doctrina, ordenadamente expuesta, acerca del bautismo de la
regeneración21,
¿cuándo se transmitirá otra vez si hoy se descuida? Piensa que es tiempo de plantar árboles; si no cavamos y penetramos hasta el fondo, ¿cuándo será posible plantar otra vez de modo correcto lo que ya en una ocasión se ha plantado mal? Piensa que la catequesis es un edificio; si no cavamos y ponemos los cimientos, y si no se traba ordenada y adecuadamente la estructura de la casa, de modo que nada quede suelto o cortado y el edificio se convierta en ruinas, todo el trabajo realizado será inútil. Conviene poner ordenadamente una piedra junto a otra y situar un ángulo frente a otro; al suprimir los salientes, surgirá un edificio proporcionado. Del mismo modo, te traemos hasta aquí como las piedras de la ciencia: habrá que oír lo que se refiere al Dios vivo; lo que se refiere al juicio; es necesario oír acerca de Cristo y acerca de la resurrección. Se dicen también ordenadamente otras muchas cosas que ahora7 se mencionan de modo disperso, pero que se expondrán en su lugar adecuado. Estas cosas debes entenderlas unitariamente, relacionando en la memoria afirmaciones anteriores y posteriores. En caso contrario, el arquitecto construirá bien, pero el edificio será frágil y a punto de caer.
¿cuándo se transmitirá otra vez si hoy se descuida? Piensa que es tiempo de plantar árboles; si no cavamos y penetramos hasta el fondo, ¿cuándo será posible plantar otra vez de modo correcto lo que ya en una ocasión se ha plantado mal? Piensa que la catequesis es un edificio; si no cavamos y ponemos los cimientos, y si no se traba ordenada y adecuadamente la estructura de la casa, de modo que nada quede suelto o cortado y el edificio se convierta en ruinas, todo el trabajo realizado será inútil. Conviene poner ordenadamente una piedra junto a otra y situar un ángulo frente a otro; al suprimir los salientes, surgirá un edificio proporcionado. Del mismo modo, te traemos hasta aquí como las piedras de la ciencia: habrá que oír lo que se refiere al Dios vivo; lo que se refiere al juicio; es necesario oír acerca de Cristo y acerca de la resurrección. Se dicen también ordenadamente otras muchas cosas que ahora7 se mencionan de modo disperso, pero que se expondrán en su lugar adecuado. Estas cosas debes entenderlas unitariamente, relacionando en la memoria afirmaciones anteriores y posteriores. En caso contrario, el arquitecto construirá bien, pero el edificio será frágil y a punto de caer.
·
(7) peri toû loutroû tês
palingenesías, liter. «acerca del lavado de la regeneración» o, quizá incluso
mejor, acerca del «nuevo nacimiento» o del «nuevo ser dado a luz». Por primera
vez en las catequesis se afirma que el bautismo es un lavatorio en el que el
hombre nace de nuevo.
Guardar el secreto de lo que se escucha
12.
Cuando se dé una catequesis, si un catecúmeno te pregunta qué han dicho los
doctores, no cuentas nada al exterior8.
Es el misterio y la esperanza de la vida futura lo que te transmitimos.
Guárdale el secreto a aquél que te da sus dones.
Que nadie te diga nunca: ¿qué mal te causa esto si también yo lo habré de aprender? Porque también los enfermos suelen pedir vino; pero si se les da cuando no se debe, se les ocasiona un delirio, con lo que se origina un doble mal: muere el enfermo y se critica al médico. Lo mismo sucede al catecúmeno que oye de quien tiene fe en los misterios: el delirio lo padece el catecúmeno (pues al no conocer lo que ha oído, lo denigra haciéndolo objeto de burla), pero a la vez el fiel es condenado como traidor. Tú ya estás en la divisoria24; procura no hablar de modo temerario. No es que lo que se dice sea indigno de ser contado, sino que ciertas cosas no deben ser confiadas a algunos. También tú fuiste catecúmeno, y no te contaba lo que yo aquí decía; cuando conozcas por tu experiencia la sublimidad de lo que se enseña, entonces entenderás claramente que los catecúmenos no deben oír todavía todo eso.
Que nadie te diga nunca: ¿qué mal te causa esto si también yo lo habré de aprender? Porque también los enfermos suelen pedir vino; pero si se les da cuando no se debe, se les ocasiona un delirio, con lo que se origina un doble mal: muere el enfermo y se critica al médico. Lo mismo sucede al catecúmeno que oye de quien tiene fe en los misterios: el delirio lo padece el catecúmeno (pues al no conocer lo que ha oído, lo denigra haciéndolo objeto de burla), pero a la vez el fiel es condenado como traidor. Tú ya estás en la divisoria24; procura no hablar de modo temerario. No es que lo que se dice sea indigno de ser contado, sino que ciertas cosas no deben ser confiadas a algunos. También tú fuiste catecúmeno, y no te contaba lo que yo aquí decía; cuando conozcas por tu experiencia la sublimidad de lo que se enseña, entonces entenderás claramente que los catecúmenos no deben oír todavía todo eso.
·
(8)
Cirilo considera que es muy distinta la situación del catecúmeno y del
iluminando. Se trata, de acuerdo con lo que se dijo en la introducción, de una
etapa diferente, pues en el plazo que va desde el comienzo de la cuaresma hasta
el tiempo pascual fueron pronunciadas estas catequesis, que intentan
proporcionar una vivencia (y un conocimiento) de los misterios más íntimos de
la fe. La imposición de no contar nada fuera no hace más que poner en práctica
la disciplina del arcano. En el fondo se admite que incluso quien está
comenzando a ser catequizado de cara a la iniciación cristiana, no es capaz de
asimilar vitalmente en este momento lo que será el contenido de las catequesis
de esta última cuaresma y del tiempo pascual.
Estar atentos a todos los detalles
13. Todos
los que os habéis inscrito habéis sido engendrados como hijos e hijas de una
misma madre. Cuando entréis poco antes del momento de los exorcismos, hable
cada uno de vosotros lo referente a la piedad. Y mirad si falta alguno de
vosotros. Cuando se te invita a un banquete, ¿es que no esperarás a quien está
invitado juntamente contigo? Y si tienes un hermano, ¿acaso no buscarás lo que
es bueno para ese hermano? No indagues después lo que no te atañe, ni te
intereses por lo que sucede en la ciudad o en el pueblo, ni por lo que hacen el
emperador, el obispo o el presbítero. Mira hacia arriba: es lo que pide tu
«kairós». ¡Basta ya; sabed que yo soy Dios! (Cfr. Salm 26,11). Si ves a algunos fieles ociosos y libres de preocupaciones,
es porque se sienten seguros, son conscientes de lo que han recibido y tiene la
gracia consigo. Tú estás todavía en la duda de si serás o no admitido; no
imites a los despreocupados9,
pues no debes abandonar el temor.
·
(9) Cirilo es
plenamente consciente que, el que dejará de ser catecúmeno y pasará al grupo de
los que tienen fe, es mucho lo que se está jugando. Una vez que uno es «fiel»
(tiene fe), puede descansar en esa fe. Pero el que no ha recibido el bautismo
no debe vivir en la despreocupación.
14.
Cuando se haga el exorcismo,
mientras se acercan los que han de recibirlo,
estén juntos los hombres con los hombres y las mujeres con las mujeres. Hago
referencia con esto al arca de Noé, en la cual estaban Noé y sus hijos, su
mujer y las mujeres de sus hijos (Cfr. Gén 7,9) Y aunque una era el arca, con su
puerta cerrada, todo se dispuso con decencia. Igualmente, aunque la iglesia
esté cerrada y todos vosotros dentro, esté todo separado para que estén los
hombres con los hombres y las mujeres con las mujeres, de modo que lo que
quiere ser ayuda para la salvación no se convierta en ocasión de perdición.
Pues aunque sea hermoso sentarse unos junto a otros, debe quedar lejos el
peligro de turbación.
Y entonces, sentados los hombres, tengan algún libro útil
en las manos. Que uno lea y el otro escuche. Si no tienen libro, uno ore y el
otro hable algo útil. Esté también agrupado el conjunto de las vírgenes, que
deben salmodiar o leer, pero en silencio: deben hablar los labios, pero no debe
llegar la voz a oídos ajenos. No tolero que la mujer hable en la asamblea (Cfr. 1Tim
2,12; 1Cor 14,34),
y la casada actúe también de modo semejante: que ore y mueva sus labios, pero
no se oiga su voz, imitando lo dicho por Samuel de que del alma estéril brote
la salvación de Dios benévolos (Cfr. 1Sam 1, 10 ss.), pues a eso es a lo que se
refiere Samuel.
Mantener el interés
15. Veré
el interés de cada hombre y la piedad de cada mujer. Inflámese la mente de
piedad, puesto que cada alma será moldeada. Humíllese y macháquese la dureza de
la infidelidad, despréndanse las escorias superfluas del hierro quedando sólo
lo que es puro: que se pierda la herrumbre para que aparezca el material noble.
Que Dios os muestre en alguna ocasión aquella noche y las tinieblas convertidas
en luz de las que se dice: «Ni la misma
tiniebla es tenebrosa para ti, y la noche es luminosa como el día» (Sal 139,12). A cada uno de vosotros se le abrirá entonces la puerta del paraíso. Entonces
gozaréis de las aguas llenas de fragancia y que os traen a Cristo. Que
percibáis entonces la llamada de Cristo y la fuerza de las realidades
divinas. Mirad ya ahora hacia arriba con los ojos abiertos de la mente:
contemplad en vuestro ánimo los coros de los ángeles, al Padre señor de todas
las cosas en su trono, al Hijo unigénito sentado con él a su derecha y al
Espíritu presente junto a ellos, y a los tronos y dominaciones como siervos. E
imaginad que cada uno de vosotros ya haya conseguido la salvación. Vuestros
oídos lo habrán escuchado: desead oír aquella voz hermosa con que os aclamarán
los ángeles al recibir vosotros la salvación: «¡Dichoso el que es perdonada su
culpa, y le queda cubierto su pecado!10.
Entraréis entonces como astros de la Iglesia resplandecientes en vuestro cuerpo
y en vuestra alma.
·
(10) 35. Sal 32,1. Cf
Sal 65, 3b-4: «Hasta ti toda carne viene con sus obras culpables; nos vence el
peso de nuestras rebeldías, que tú las borras».
Exhortación al proceso en el que se va a entrar
16. Y
realmente es algo grande el bautismo de que hablamos: rescate de los cautivos,
perdón de los pecados, muerte del pecado, nuevo nacimiento del alma, vestidura
luminosa, santo sello imborrable11,
vehículo al cielo, delicias del paraíso, medio para el reino, don de la
adopción como hijos. Por lo demás, ten en cuenta que el dragón observa junto al
camino a quienes pasan: procura que no te muerda por tu infidelidad; él ve a
los muchos que se salvan y busca a quien devorar (Cfr. 1Ped 5,8).
· (11)
BAU/CARACTER: Por «sello» se traduce la expresión griega sfragis, de donde los
teólogos deducirán más tarde la doctrina del «carácter» sacramental, que
expresa, aplicado al bautismo y con los matices propios de este sacramento, que
quien se hace bautizar es propiedad de aquel que le ha sellado, Jesucristo. Con
el «carácter» se expresa también una garantía de la salvación recibida en el bautismo.
Cf al respecto, además de los tratados sobre los sacramentos del bautismo,
confirmación y orden, también los diccionarios bíblicos: art. Sello, en X.
LEON-DUFOUR, Vocabulario de teología bíblica, Barcelona, ed. revisada, 1973,
841-842.
Te
acercas al Padre de los espiritus12,
pero es necesario pasar por aquel dragón. ¿Cómo le evitarás? Calza tus pies con
el celo por el evangelio de la paz (Cfr.
Cf. Ef 6,15), para que, aunque te clave el diente, no te hiera: ten la fe
en tu interior y una esperanza firme.
Cálzate bien para que entres hasta el
Señor aunque el acceso esté ocupado por el enemigo13. Prepara tu corazón para recibir la enseñanza y para
la participación en los santos misterios. Ora frecuentemente para que Dios te
regale con los misterios celestes e inmortales, y no le dejes ni de día ni de
noche. Y cuando el sueño se aparte de tus ojos, que tu mente se ocupe en la
oración. Si ves que algún torpe pensamiento asalta tu alma, que te ayude la
idea del juicio, que te recordará la salvación; ten ocupada tu mente en
aprender para que olvide los pensamientos depravados.
·
(12)
Heb 12,9 contrapone, todo el versículo, la situación anterior al encuentro con
Jesucristo, que supuso el comienzo del catecumenado, y la nueva realidad en que
se está a punto de entrar al culminar la iniciación cristiana: «Además,
teníamos a nuestros padres según la carne, que nos corregían, y les
respetábamos. ¿No nos someteríamos mejor al Padre de los espíritus para vivir?»
Cfr. Núm 27,16; 2 Mac 3,24 habla de Dios como «el Soberano de los Espíritus y
de toda Potestad».
·
(13)
Se refiere a baños públicos construidos entonces recientemente en la ciudad de
Jerusalén. En cualquier caso, la pregunta está pensada como una posible burla hacia
el candidato al bautismo de parte de quienes pensaran que, no siendo el
bautismo nada superior a los baños humanos, la ciudad tenía mejores
instalaciones que las piscinas bautismales de las iglesias. La expresión supone
el bautismo de inmersión.
Si ves a
alguien diciéndote: ¿Entrarás allí para bajar al agua? ¿Acaso no tiene baños la
nueva ciudad?, sábete que el dragón marino maquina estas cosas contra ti14; no atiendas a las voces
de quienes te hablen, sino al Dios que actúa. Guarda tu alma para que no
puedas ser cogido por artimañas, de modo que, manteniéndote en la esperanza,
llegues a ser heredero de la salvación eterna.
·
(14)
DRAGON-MARINO/SAS: Sin entrar ahora en mayores detalles, cf, sobre «el dragón
marino», las alusiones de Is 27,1, Jb 3,8, Apoc 12,3 (donde el «gran Dragón
rojo» es referencia a Satanás). Cf. también Gén 3,15, en el contexto del primer
anuncio del Evangelio. Por eso la afirmación aquí de Cirilo lleva adjunto el
anuncio de un Dios en definitiva victorioso frente al diablo como enemigo
personal del hombre.
17. En
verdad anunciamos y enseñamos estas cosas en cuanto hombres: no construyáis
este edificio nuestro con heno, pajas y rastrojos, para evitar sufrir daño si
llega a arder. Haced la obra con oro, plata y piedras preciosas (Cfr. 1Cor 3,12-15).
Yo te lo digo,
pero es a ti a quien toca poner manos a la obra, que es Dios quien debe
rematarla. Afirmemos nuestra mente, pongamos en tensión nuestra alma,
preparemos el corazón: nos va en ello la vida, pues esperamos las realidades
eternas. Pero poderoso es Dios (que ha escrutado vuestros corazones y ha
percibido quién es veraz y quién es falso) como para proteger al sincero y
hacer fiel al hipócrita y al simulador. Pues Dios puede hacer fiel al infiel
con tal de mostrarle el corazón.
Que sea
él quien borre el protocolo que existe contra vosotros (Cfr. Col 2,14) y que se olvide de vuestros anteriores delitos,
alistándoos en la Iglesia y haciéndoos soldados suyos mientras os ciñe las armas
de la justicia: que os llene de las realidades celestiales de la nueva Alianza
y os conceda eternamente el sello imborrables del Espíritu Santo: en Cristo
Jesús nuestro Señor, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos15. Amén.
·
(15)
una nota final «al lector», cuyo texto señala: «Estas catequesis a los que han
de ser iluminados muéstralas a los que han de recibir el bautismo y a los que
ya lo recibieron. Pero no se las entregues en modo alguno a los catecúmenos y a
los que no sean cristianos, pues en caso contrario habrás de dar cuenta a Dios.
Y si sacas copia de un ejemplar de las mismas, hazlo como en la presencia de
Dios» (PG 33, 365-366).
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